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JESUCRISTO ES EL SEÑOR

“Cristo es el Creador y Sustentador de los cielos y la tierra”, Jn. 1:1-3; He. 1:2-3. Por tanto, la Creación no proviene de una casualidad evolutiva, sino que “por su voluntad divina existe”, (Ap. 4:11) Así también, lo que cada uno somos y tenemos, a Dios lo debemos, (1 Co. 4:7)

Creación de Dios, o gran explosión

Cuando el hombre cayó en el pecado, “Dios en bondad le prometió enviar un Salvador”, (Gn. 3:15), de tal modo que en Cristo hemos hallado bienes muchísimo mejores que los que en Adán perdimos.

La caída al pecado

Dios, en sus soberanos designios, “dio al hombre una Ley, llamada los 10 Mandamientos”, (Ex. 20:1-17) Esta Ley “pone a todo el mundo reo ante Dios”, Ro. 3:19, porque nadie la cumplimos. Pero Dios, tan justo y santo, también “es amor”, 1 Jn. 4:8 y 16, y hace que esta Ley nos haga mirar a Cristo, que la cumplió, y pagó en su cruz las culpas de cuantos confían en Él.

La Ley de Dios, los diez mandamientos

Miremos a Cristo clavado en un madero para redimirnos; y seamos consecuentes, pues “hizo el pago por el pecador”, (Jn. 19:30), para que tengamos “redención por su sangre, el perdón de pecados”, Col. 1:14.

El Redentor y su Redención

Gracia es “perdón inmerecido, misericordia gratuita…”. Tan solo por los méritos de Cristo Dios aplica su Gracia a los pecadores viles; y “a aquellos que creen en su Nombre (confían en Cristo) los acoge en calidad de hijos suyos por toda la Eternidad”, (Jn. 1:12; Gá. 3:26) Los creyentes, “somos salvos por gracia, y no por obras, sino para hacerlas por amor y gratitud a Dios, el gran Dador de Gracia”, (Ef. 2:8-10)

La Gracia de Dios

Si muchos reos pudieran, se fugarían de la justicia humana, tan nimia ante la Justicia divina. Dios, a los que no se acogen a su Gracia, les tiene reservado un terrible juicio, del cual no podrán evadirse. De modo que, ¡qué inconsciencia es vivir enfrentados al Juicio divino!, cuando puede evitarse protegiéndose ahora en Cristo, “el refugio de los pecadores”, el único que salva de pecados y libra del Juicio de Dios.

Libres del juicio de Dios

Los redimidos del Cordero, y los enfrentados al Juicio eterno, avanzamos hacia el destino eterno que escogemos aquí. Por eso, como dice el Apóstol: “He aquí, AHORA, el día de salvación”, 2 Co. 6:2. Si, “aquí y ahora”.

Eternidad, eternidad

“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor; el que es, y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”, Ap. 1:8. Todo el poder lo tiene únicamente Dios; y Cristo es “Dios sobre todas las cosas”, Ro. 9:5.

Jesucristo es el Señor
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